La Bella y la bestia

Despertarte y sonreir... es el efecto  de haber visto la noche anterior el musical de "La bella y la bestia".

Llegamos media hora antes de la función, ya sentadas y preparadas.

Y muy nerviosas, 1ª fila y casi encima del escenario, no podia creerlo, necesitaba tanto sentarme en un patio de bútacas...

...por favor, apaguen sus teléfonos móviles, la función va a empezar...

El musical respira magia  por todos lados, pero también humanidad, sensibilidad, ternura, soledad, miedos, máscaras, lucha y superación...en una palabra...AMOR.

Es una lección de vida, que no deberíamos olvidar.

En menos de 3 horas un personaje paso por todos estos estados e hizo que también el público viviera su miedo a estar solo, más allá del hechizo.

Había una parte de la Bestia que hace que quieras salir corriendo, huir hacia otro lado, todo eso a través de esa fuerza en la voz, esa manera de pisar el escenario...

Otra parte, cuando nadie lo veía, cuando se escondía detrás de la puerta a escuchar...era él mismo y entonces hubieras subido al escenario a abrazarle, como un niño que necesita que le quieran.

Más allá de enamorarse, sólo necesitaba amor en su corazón, amor que rompiera y quitara su máscara de bestia, y le diera esa fuerza y valor para mostrarse como era, humano con aspecto de bestia.

¿Cuántas bestias hay con aspecto de humano?

Todos sabemos cómo canta Ignasi, ayer volvió a sorprenderme, después de tantos Javert, era algo diferente y no sabía que iba a ver, que iba a sentir...

No sabia que iba a quedarme con un nudo en la garganta, en el estómago, sufrir con su dolor, y sonreír con sus intentos de conquistar a Bella.

Entender al personaje a través de su interpretación.

Ha sido un redescubrir a Ignasi Vidal.

Sólo el teatro te hace sentir ésto, he dicho muchas veces y lo sigo pensando que el teatro es magia; añado a mi afirmación que Ignasi-Bestia es magia.

Necesito volver a sentarme en un patio de butacas.