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domingo, 31 de marzo de 2013

Un buen plan

Nunca había leído teatro, probablemente en el instituto, pero la lectura obligada no sabe igual.
Desde luego no desde que el teatro forma parte de mi vida de manera tan especial y necesaria.

Así que me provocaba un poco de respeto, dudas sobre si me resultaría pesado, si me perdería el matiz de los personajes, que me transmitiría una historia que normalmente hubiera vista en unas tablas.

Al acabar de leerlo la 1ª imagen que me vino a la mente fue, yo sentada en una butaca sin nadie a mi lado y aplaudiendo.
No había nadie porque los personajes, sus actuaciones, la historia...me atrajo igual que esos momentos en los que sentada en el teatro te pierdes en la escena y eres parte de la obra aún sin quererlo.

Todos tenemos una historia de amistades, algunas vinieron y se fueron, otros llegan sin previo aviso y se van igual de rápidas que llegaron...las que aparecieron un día y 15,10,8 años después siguen ahí.

En la presentación de Valencia se presento el libro como un reflejo de la amistad entre 3 hombres, tras leerlo se puede decir que es extensible a la amistad entre el género femenino.

En situaciones relatadas me he sentido reflejada dentro de mi grupo de amigos.
Siempre está la que saca punta a todo, la que "tira pa'lante", la que te da ese último empujón o incluso hace algo por ti, la impuntual, esa que entra en tu casa como si fuera suya, la que siempre va sin dinero y le tienen que dejar... miles de momentos personales me vienen a la cabeza sacándome una sonrisa.

Es una oda  a la amistad, a aquellos que conocen tus defectos más visibles y siguen al pie del cañón, aquellos que son sinceros hasta doler, pero eres incapaz de enojarte con ellos.
Ese grupo de amigos capaces de pasar de la carcajada al llanto en cuestión de segundos y con tan sólo una mirada, barajando todos los temas, incluso los intocables, esos que te dicen aquello que no quieres oír pero debes escuchar...y todo después de llevar tiempo sin verse.

Esa amistad donde no hay nada que esconder, al menos a simple vista, y por mucho que intentes esconderlo, disimularlo...tus amigos lo saben pero esperan el momento en que te sientas con fuerzas para contarlo.


Sólo puedo decir, gracias por refrescar mis recuerdos, por recordarme esos Ramón, Paco y Andrade que hay en mi vida.

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